
De acuerdo con los estudios pioneros de Saroïhandy (1913) y Elcock (1933), recogidos posteriormente por García de Diego1, el aragonés y el gascón pirenaicos (especialmente su variedad bearnesa) presentan una serie de rasgos comunes con el euskera que los diferencian del hispanorrománico y el occitanorrománico, como la conservación de las oclusivas sordas intervocálicas del latín (p.ej. aragonés bexica, rete, ripa) o la sonorización de las oclusivas sordas tras las sonantes /m, n, l, r/2 (p.ej. aragonés cambo, fuande3, xordica).
Asimismo, la toponimia del NO de Cataluña (Pallars y Ribagorza) y Arán4, estudiada por Joan Coromines, presenta coincidencias con el euskera como la pérdida de -n- intervocálica, por ejemplo en los topónimos pallareses Solau, Cerbiu5. En mi opinión, estas isoglosas constituyen los restos de un romance desaparecido durante la Alta Edad Media que el propio García de Diego bautizó como pirenaico6 y que junto al mozárabe7 formaría parte de un subgrupo pirenaico-mozárabe dentro de las lenguas romances, cuyas variedades no han llegado hasta nuestros días al ser suplantadas por los romances norteños durante la Reconquista.
Asimismo, en su expansión desde el núcleo originario del Pirineo navarro en época visigótica (teoría de la vasconización tardía), el euskera primitivo absorbió también una serie de variedades lingüísticas a las que denomino colectivamente con el nombre de vascorromance, cuyos restos peduran en forma de capas de léxico fosilizado en el propio euskera. Y es que aunque éste tenga cientos de préstamos latino-romances, solo una pequeña parte fue adaptada a su fonología nativa, mientras que la mayoría muestra en mayor o menor medida evoluciones propias de las lenguas romances.
Otro rasgo del pirenaico no compartido con el euskera8, aunque con paralelos en diversos dialectos suritálicos y sardo, es el tratamiento retroflexo de /ll/ (p.ej. aragonés castiecho, castieto, gascón castèth, castèt), presente también en algunas variedades del asturiano occidental, donde se denomina "che vaqueira" por asociarse con los vaqueiros de alzada, un grupo étnico de pastores trashumantes.
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1 Notas sobre el pirenaico (1940) y Manual de dialectología
española (1946).
2 La sonorización tras /r/ es rara en euskera.
3 Frente a esta forma tenemos la forma común fuen.
4 Territorio que históricamente pertenecía a la Corona de Aragón y cuya
lengua vernácula es una variedad de gascón.
5 En general, la interpretación de la toponimia de
estas regiones pirenaicas a partir del euskera
histórico realizada por Coromines es un desastre
sin paliativos. Por ejemplo, mientras el lingüista catalán hace
derivar Sorguen (Pallars) del euskera sorgin 'bruja',
sería más verosímil relacionarlo con sorgain 'hombro', un
compuesto de sor- 'espalda' y gain 'cima'.
6 Esto no quiere decir que este autor compartiera
necesariamente nuestra visión del pirenaico como una lengua románica
independiente y cronológicamente anterior a la implantación de los romances
históricos en aquellas regiones.
7 Aunque el arabista Federico Corriente ha propuesto la
denominación alternativa de romandalusí, ésta no ha encontrado eco
entre el resto de especialistas.
8 Los ejemplos que he podido reunir son extraordinariamente raros: katxo (BN), katxu (L)
'callo', potto (Bazt) 'potro, caballito', potxa (V)
'potro', potx (V, G) 'interjección con la que se llama al
pollino', frente a pullo (L, BN, Z), pollo (Z), pollu (Z)
'burro'.