
El gallego parrume 'hollín'1, con las voces derivadas parrumeira 'chimenea del horno de cocer pan; tornallama; chimenea del hogar en las cocinas aldeanas; parte alta de la cocina ennegrecida por el humo', parrumeiro 'casa sucia; hollín' está emparentado con el roncalés parrutxo 'negrilla (Tricholoma terreum)', una seta comestible de sombrero grisáceo, así como el euskera occidental arre 'gris, pardo', con pérdida de la oclusiva inicial.

Todo apunta a que se trate de una voz de sustrato prelatino
cuyo significado sería ‘gris’ (y de allí 'hollín’ por deriva semántica), con
paralelos en altaico: túrquico *boŕ
(~ ō), mongólico *boro
'gris'. En iránico (persa medio bōr 'marrón rojizo, bayo (caballo)',
osético bur 'amarillo') existe un término probablemente relacionado que
pasó a otras lenguas como palabra errante o Wanderwort. Se trata sin
duda del mismo adjetivo que encontramos con metátesis (Schwebeablaut) en
el germánico *brūna-
(inglés brown) y el antiguo índico babhrú- 'marrón' (con
reduplicación).

En el caso del asturianu ferruñu 'herrumbre, orín; enfado'2 y el castellano regional de Soria herruñe 'tizne', se produjo una etimología popular con los derivados romances del latín vulgar ferrugine 'herrumbre' (cfr. Gallego ferruxe id.).
